El arroz se pudre y el Gobierno calla

Y es que no se puede tapar el sol con una hoja de arroz

Felipe Ferro/Diputado

En Saldaña, capital arrocera de Colombia, no solo se cultiva arroz: también germina el descontento. La audiencia pública de la Comisión Quinta del Senado, celebrada el pasado viernes, dejó al desnudo lo que ya muchos sabíamos pero que hoy clama con más fuerza: el sector arrocero está siendo asfixiado por la indiferencia, la mentira y la ineptitud del Gobierno Nacional.

Asistí a ese encuentro y lo vi con mis propios ojos: campesinos cultivando a pérdida, líderes gremiales hablando con desesperación, y un gobierno ausente, que mandó a burócratas sin poder de decisión como si con eso bastara para apagar un incendio.

Y es que no se puede tapar el sol con una hoja de arroz. Mientras los costos de producción siguen disparados —una carga de arroz paddy verde cuesta producirla $205.000 y se está vendiendo a $185.000— el gobierno de Petro sigue incumpliendo los compromisos firmados tras el paro de marzo. Prometieron alivios, soluciones, mesas técnicas… y no han cumplido ni una sola letra. Lo que ha hecho el gobierno no es solo negligencia: es burla. Han jugado con la esperanza de miles de familias y están empujando al campo a un nuevo paro, esta vez con más razones y más rabia.

Pero el drama no termina allí. La falta de inversión en sistemas de riego es otra bomba de tiempo. En lo que va del gobierno Petro, no se ha construido ni un solo metro nuevo de riego en el país. Ni uno. El caso del Triángulo del Sur en el Tolima es emblemático: un proyecto estratégico estancado por la inercia gubernamental.

¿Cómo pretende Colombia ser más productiva si nuestras tierras dependen de la voluntad del cielo? Sin riego, no hay competitividad. Y sin competitividad, el agro no es más que un pozo de pérdidas.

A esto se suma el contrabando técnico, una plaga moderna que hace que arroz barato de Asia entre al país disfrazado de ecuatoriano o peruano, gracias a la triangulación y a tratados que se han vuelto armas contra nuestros productores. El arroz asiático, más barato, revienta el mercado nacional y deja a nuestros agricultores indefensos.

Y si todo esto fuera poco, la Tasa de Uso del Agua (TUA) está rematando lo poco que queda. Su fórmula es tan onerosa que los distritos de riego están en jaque, y cada gota de agua se convierte en una carga más en los costos de producción. Se le ha pedido al gobierno revisar esta fórmula, pero como ya es costumbre, ha hecho oídos sordos.

Grave también fue la ausencia total de los congresistas del Tolima que fungen como defensores del gobierno Petro. Son los mismos que aplauden cada decisión presidencial, pero que han sido incapaces de traer una sola inversión significativa al departamento. No llegaron a Saldaña, no escucharon a los arroceros y no dieron la cara. Están siempre listos para la foto con el gobierno, pero cuando el campo los llama, se esconden detrás de sus curules y del silencio cómplice.