Corrupción aumentó y caos llegará a la 60

Óptica periodística

Nelson Germán Sánchez Pérez –Gersan-

Sin duda una de las conclusiones más preocupantes, pero a la vez muy reveladoras y tristes para los ibaguereños es la contundencia de que el 33 por ciento opine sin tapujos que la corrupción en el municipio aumentó y para un 58 por ciento sigue igual de mal ese ítem.  Pues eso ni más ni menos quiere decir que ahora que Ibagué está de moda como escenario de películas, films y cortometraje, es un buen momento para que algún exalcalde volviera a montar un “show mediático” de barrer enormes ratas porque entre principales y extras le sobrarían para la escena y el set.

Enorme problema el de corrupción, según el informe anual presentado por Ibagué Cómo Vamos, la encuesta de percepción ciudadana que cubrió el año 2022 frente a la gestión del Alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado, en distintas temáticas y que le preguntó sobre las mismas a habitantes de las 13 comunas que componen a San Bonifacio de las Lanzas de Ibagué.

Y es que además de ese, que por sí es un tema que debería tener encendidas las alarmas de las autoridades, las “ías”, los organismos de control político, los medios y la ciudadanía en general, las personas encuestadas expresaron su preocupación por lo que se ha hecho o mejor, no se ha hecho, para mejorar en temas como la prestación de servicios de salud, la educación, la pobreza y el empleo.

Como si lo anterior fuera poco, si se junta la mala imagen que tiene el Alcalde ante la ciudadanía, donde un 52 por ciento piensa que es desfavorable, con ese 88 por ciento que descalifica su gestión, teniendo en cuenta la calificación de regular con un 45 por ciento y mala con un 38 por ciento, pues apague y vámonos. Con razón lo que se siente, palpa y vive en las calles y rincones de la ciudad, pues los últimos tres parecerían años muertos para afrontar, solucionar y gestionar frente a los grandes retos de la capital tolimense.

Para rematar tanta desdicha, el 68 por ciento de los encuestados ibaguereños creen que la ciudad va por mal camino, es decir, la llevan por mala senda sus administradores.

Por todo lo anterior, es que me causa enorme preocupación como ibaguereño orgulloso –soy del 36% que releva la encuesta sobre esto- esos anuncios rimbombantes, publirreportajes radiales de una hora sobre las supuestas grandes obras de infraestructura de Ibagué- recuerden que ni escenarios deportivos ni instituciones educativas ni calles se han arreglado o terminado satisfactoriamente-. Y me refiero específicamente a la posible intención de partir y colapsar la ciudad justo por la mitad en la calle 60 con carrera Quinta para hacer allí un supuesto deprimido y puente y glorieta y no sé qué más jumentos de ingeniería y arquitectura.

Me preocupa porque el colapso de la ciudad será monumental, el deterioro a la calidad de vida durante los 5, 7 o 10 años que tomará construir –y en esto no me vengan con cuentos de que el contrato estableció, la minuta dice solo tanto tiempo, la construcción tomará únicamente- porque nada de eso ha sido cierto en obra pública alguna en Ibagué en los últimos años; mientras que sí lo será la afectación al comercio, los ingresos de comerciantes y los empleos. Lo peor, el silencio cómplice que sobre esta obra mantiene el Concejo de Ibagué, líderes políticos, entes de control, gremios y hasta una parte de la ciudadanía.  

Y despelote podrá empeorar con lo que encontrarán en ese sector cuando comiencen demoliciones, excavaciones, socavones, remociones con la enorme complejidad de los suelos de allí que se hunden permanentemente, los huecos subterráneos causados por el deterioro de las redes domiciliarias que son evidentes y la ciudadanía lo ha denunciado en los últimos años sin cesar en Hacienda Pidrapintada, El Limonar, Varsovia y circunvecinos.

Ojalá el afán no sea por malgastarse en año electoral una plática pública que es de todos y sagrada, de correr con los anticipos y primeros desembolsos para dejar el tierrero armado, la ciudad patas arriba justo en su ombligo y salir corriendo al final de estos nueve meses de administración que faltan. Quisiera equivocarme. Pero como sé que no. Lo dejo por escrito. Prepárense para el caos, las demoras, los trancones interminables, el deterioro de la calidad de vida de vecinos de esa obra y de usuarios de la carrera Quinta, la calle 60, la Sexta, la Guabinal, la paralela del Jordán y hasta la vía Mirolindo.  Después no digan que no le avisamos, como dicen los hermanos Gasca, porque seremos testigos de un enorme elefante blanco en plena mitad de Ibagué.

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