¿Gobernar el Tolima? Primero tapen los huecos de Ibagué

No podemos seguir premiando a quienes toman el cargo con el fin de hacer crecer su patrimonio personal

Dahian Garcia Covaleda/ Consejera Municipal de Juventudes

Recientemente, ha circulado un video en redes sociales donde el exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, les pide a los ciudadanos de San Luis que le den la oportunidad de gobernar el Tolima. Su argumento se basa en la promesa de llevar su “pericia para solucionar problemáticas sociales” a la administración departamental. Sin embargo, a mí, como ciudadana, el mensaje más bien suena a una propuesta descarada de “denme el poder para aumentar mi patrimonio”. Es un discurso que destila cinismo, y si uno se detiene a analizarlo, es difícil no sentir que detrás de esas palabras hay mucho de lo mismo que ya hemos visto en todo su trabajo político.

Hurtado, al igual que los que lo siguen, parece pensar que los logros de la gestión pública son personales, que las obras realizadas durante su mandato son un reflejo de su “sabiduría” y “capacidad”. En su discurso, menciona como “logros” la construcción del Panóptico y la mejora de los escenarios deportivos. Pero ¿de verdad esos son sus logros? Los ibaguereños sabemos que esas obras no nacen de una sola administración, sino que son el resultado de esfuerzos acumulados a lo largo del tiempo, de diferentes gobiernos que trabajaron en conjunto por el bienestar de la ciudad. Y lo peor, ¿acaso debemos aplaudir obras que deberían haberse hecho por obligación y no por interés personal o proselitista?

Como ciudadana de Ibagué, me siento indignada al escuchar este tipo de mensajes. No podemos seguir premiando a quienes toman el cargo con el fin de hacer crecer su patrimonio personal, mientras nuestra ciudad se sigue hundiendo en problemas que deberían haber sido resueltos hace años. Si bien el proyecto más ambicioso de la administración de Hurtado fue el puente de la 60, es casi una burla que todavía no hayamos visto ni la más mínima señal de avance. En su lugar, lo único que nos queda es una carretera más dañada, con un ladrillo mal colocado que recuerda el fracaso de una obra prometida que nunca llegó a concretarse.

Es indignante escuchar a un hombre que, aun después de haber pasado por la administración, no parece entender el sentido real del trabajo político. Gobernar no es servirse del pueblo, sino servir al pueblo. Y parece que este principio fundamental se ha perdido en su discurso. Prometer sin cumplir, pedir una nueva oportunidad cuando los problemas siguen sin resolverse, es una fórmula peligrosa que perpetúa la desconexión entre los gobernantes y los gobernados.

Hoy Ibagué se enfrenta a una de las crisis más graves de su historia: nuestras calles están llenas de huecos, nuestros barrios siguen abandonados y el déficit de infraestructura sigue siendo una deuda pendiente no es nada atractivo para los empresarios venir a Ibagué, incluso el aeropuerto esta desactualizado con una pista pequeña que desmotiva a los externos venir a nuestra ciudad. Mientras tanto, Hurtado se presenta ante el Tolima como si su legado fuera motivo de celebración. Pero la verdad es que los ciudadanos no tenemos tiempo para más promesas vacías. No necesitamos a alguien que intente ascender a una nueva posición con las mismas viejas ideas. Necesitamos un líder que entienda que la política se basa en la acción, en la transparencia y en un verdadero compromiso con el bienestar de la gente.

Así que, antes de seguir pidiendo “una oportunidad para gobernar el Tolima”, que empiece por tapar los huecos de Ibagué. Solo así sabremos si, realmente, está dispuesto a hacer lo que la gente necesita o si, por el contrario, está más interesado en llenar su propio bolsillo.