Trabajar, trabajar y trabajar

Pido la palabra

Ricardo Cadavid

Estamos retornando de vacaciones e Ibagué vuelve a la normalidad después de unas decisiones extrañas, como quitar el pico y placa en diciembre, cuando ingresan miles de vehículos de turistas y visitantes, y volverlo a poner en enero, cuando ya se han ido.

Fue bueno gozar de vacaciones porque los precios de los hoteles se incrementarán este año, gracias a la Reforma Tributaria, que le clavó un 19% al IVA hotelero, poniéndolos a competir con plataformas digitales que no pagan los mismos impuestos. Curiosidades de este gobierno que hace de todo para incrementar la productividad.

En Ibagué, las campañas políticas se están poniendo al rojo vivo y los candidatos, partidos y organizaciones, empiezan a llamar personal para ayudar en el trabajo político, que por lo general no es pago y requiere del apoyo de los entusiastas ciudadanos. Para lograr ese apoyo, desde muchas campañas le dan nombres curiosos a la labor que van a desempeñar los ciudadanos. Si el político le dice: “Necesito un especialista en logística, distribución y control de documentos y analista de recorridos”, lo van a poner de mensajero. Ya si lo mira a los ojos de manera profunda y le dice: “hermano, usted es lo que mi campaña requiere, una persona de confianza y manejo de materiales, a cargo de la gestión del desplazamiento, ingreso y salida de bienes muebles e inmuebles”, lo van a poner a cargar las sillas en los eventos.  Si el candidato afirma que usted es la persona precisa para la consultoría en comunicación estratégica y lo requiere como “asesor adjunto en difusión de mensajería instantánea en espacios abiertos”, a usted lo van a parar en la quinta a repartir volantes.

Si el gerente de la campaña lo llama porque necesitan un “coordinador de inspección, vigilancia y control de movimientos nocturnos”, o una persona a cargo de la “regulación de posiciones furtivas georreferenciadas”, la sede política necesita celador.

Si el gamonal o caudillo es un sujeto que pretende rencaucharse después de haber perdido mil batallas, lo llamarán de su campaña a decirle que usted es perfecto para formar parte del equipo de “neurocoaching, motivación y apoyo psicoestratégico del candidato”, en otras palabras, le toca aplaudir en los eventos. Si es joven y lo llaman de un partido alternativo para que sea el “social media mánager o el coordinador de marketing digital”, lo van a poner a redactar mensajes de Twitter que nadie lee.

Si le dicen que usted es perfecto para el “manejo de las relaciones pública en frio y mediadas por las tecnologías de la información y la comunicación”, usted va pa´l call center que se las pela. Si a usted lo seducen con el cuento de que tiene el perfil ideológico y el liderazgo apropiado para este nuevo partido político, un partido dinámico, sin resistencia al cambio y preparado constantemente para la evolución, la metamorfosis y la renovación, significa que ese partido ha cambiado de candidato mínimo seis veces, y de pronto renuncia el último mes. 

Cuando le digan que en la campaña necesitan sujetos como usted, de temple, carácter, firmeza y alta tolerancia al estrés, significa que el candidato tiene un genio terrible y le va a echar la madre tres veces por semana. Ya si le dicen que la campaña requiere personas con una alta tolerancia a la frustración, es porque el candidato se va a quemar, y mínimo lo están llamando del “ToconBar