Dignitas infinitas (parte 2)

“El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”. Tal verdad merece ser recordada especialmente cuando se trata del cambio de sexo”.

Por. José Álvaro Cardozo Salas.

Continuamos analizando algunos aspectos que en el primer articulo no alcanzo a registrarse y que es de suma importancia ya que los temas tratados en este articulo merecen un mejor trato dada la vigencia y actualidad del documento en sí.

  • El trabajo de los migrantes. Los emigrantes están entre las primeras víctimas de las múltiples formas de pobreza. No es solo que su dignidad viene negada en sus países, sino que su misma vida es puesta en riesgo porque no tienen los medios para crear una familia, para trabajar o para alimentarse.
  • La trata de personas. La trata de personas también debe considerarse una grave violación de la dignidad humana. Esto no constituye una novedad, pero su desarrollo adquiere dimensiones trágicas que están a la vista de todos, por lo que el Papa Francisco lo ha denunciado en términos particularmente enérgicos: reafirmo que la “trata de personas” es una actividad innoble, una vergüenza para nuestras sociedades que se consideran civilizadas.
  • La eutanasia y el suicidio asistido. Hay un caso particular de violación de la dignidad humana, más silencioso pero que está ganando mucho terreno. Tiene la peculiaridad de utilizar un concepto erróneo de la dignidad humana para volverla contra la vida misma. Esta confusión, muy común hoy en día, sale a la luz cuando se habla de eutanasia
  • El descarte de personas por discapacidad. Un criterio para verificar la atención real a la dignidad de cada individuo es, obviamente, la atención prestada a los más desfavorecidos. Nuestro tiempo, por desgracia, no se distingue mucho por esa atención: en verdad, se está imponiendo una cultura del descarte.
  • La teoría del género. La Iglesia desea, ante todo, reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia. Por ello, hay que denunciar como contrario a la dignidad humana que en algunos lugares se encarcele, torture e incluso prive del bien de la vida, a no pocas personas, únicamente por su orientación sexual.
  • El cambio de sexo. La dignidad del cuerpo no puede considerarse inferior a la de la persona como tal. El Catecismo de la Iglesia Católica nos invita expresamente a reconocer que “el cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”. Tal verdad merece ser recordada especialmente cuando se trata del cambio de sexo.
  • La violencia digital. El avance de las tecnologías digitales, aunque ofrece muchas posibilidades para promover la dignidad humana, tiende cada vez más a crear un mundo en el que crecen la explotación, la exclusión y la violencia, que pueden llegar a atentar contra la dignidad de la persona humana. Basta pensar en lo fácil que es, a través de estos medios, poner en peligro la buena reputación de cualquier persona con noticias falsas y calumnias.

Seguro que meditando estas realidades de pronto participamos en algunas y es necesario hacernos un autoexamen en la inequívoca conciencia que en gran parte es la realidad, y es implacable, algunos sabios la llaman la voz de Dios.

Seremos mejores seres humanos cuando seamos conscientes de nuestras realidades, de las miserias que no nos dejan avanzar, los egoísmos, la envidia, la murmuración, todo esto nos resta vida y quizás es lo que no permite que seamos felices, vida es una y cada vez se hace mas corta, te invito a que nos miremos con ojos críticos, y a la ves de compasión, para ponernos en los zapatos de los hermanos que sufren de tantas cosas, la indiferencia es la gran enfermedad espiritual de hoy  que termina muriendo por el desprecio de los demás.