Bien de interés público

Óptica periodística

Nelson Germán Sánchez Pérez -Gersan-

Con la colisión entre los dos relatos públicos mayoritarios implementados en la opinión colombiana, luego de lo ocurrido la semana anterior por las marchas convocadas por el Gobierno para respaldarlo y presionar la elección de la nueva Fiscal General (que desde hoy estará bajo el liderazgo de la cuestionada Mancera) de parte del a Corte Suprema, se vuelve más que importante entender la información y el periodismo como un bien de interés público en la democracia.

En una ciudadanía hiperpolitizada, donde hay un “nosotros” y un “los otros” instalado, es necesario salvaguardar las voces de referencia en la democracia y las del periodismo y la ciencia parecen ser dos transcendentales hoy, sobre lo cual debería reflexionar el mismo periodismo; pero no, anda entretenido buscando likes y reacciones. 

Claro, también es cierto que con la irrupción de las redes sociales y la inmediatez digital, la labor periodística cambió y es necesario ajustarse a ello, pero sin elitizar la discusión entre debate plural y diverso y la realidad ciudadana. Se requiere que el periodismo sea de nuevo una voz de referencia, que se tenga en alta estima para tomar decisiones en esa discusión pública, en el Estado y el poder mismo. Mucho más en ese debate público de hoy, que está contaminado y viciado por la desinformación y la infoxicación. 

Por lo cual, aprovechando que esa reciente confrontación ideolegizada se cruzó con la celebración del Día del Periodista en Colombia, que bueno usarla para hablar de las tensiones de la libertad de prensa, la calidad del debate público y las críticas al ecosistema periodístico, que se mueve entre el optimismo digital y el pesimismo digital. Que debe no solo repensarse en sus formas y funciones más básicas para volver a un periodismo de calidad, si no sobre sus desafíos, entre ellos, cómo se financia el oficio hoy y lo hará en el futuro. 

Porque sin esa debida discusión, no saldrá de la autocensura, el servilismo a la autopromoción de mandatos y mandatarios o, a ejercer presiones indebidas a los poderosos través de inflar noticias, disfracer chantajes de investigaciones periodísticas y soportar notas sobre supuestas fuentes anónimas de altísima credibilidad para lograr unas monedas. Desafortunadamentr prácticas cada vez más comunes desde los medios y el periodismo, por falta de rigor y una fortaleza financiera propia.

Ejercer el periodismo desde o sin lo digital, sigue siendo de alto riesgo, de amenazas a la integridad física y moral, de constreñimiento jurídico, en fin, de quienes no entienden su importante labor para conservar una buena salud democrática; pero también ha perdido credibilidad por no darse el lugar, la importancia y la dignidad debida como un bien de interés público. Feliz Día del Periodista. 

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