De la Patris corde y otros escritos Josefinos.

Conmemorando los 150 años del aniversario de la declaración de San José como patrono de la iglesia universal por su antecesor el papa Pio IX

Por José Álvaro Cardozo Salas

Para continuar con la línea de reflexiones en torno a San José, hoy me refiero a la carta apostólica del papa Francisco, “Patris Corde” (con corazón de padre) que escribió poco después del inicio de la pandemia y conmemorando los 150 años del aniversario de la declaración de San José como patrono de la iglesia universal por su antecesor el papa Pio IX, año que iría del 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021,  con cierto aire de consagrar la humanidad a su protección en momentos tan complicados como la pandemia. La carta tiene ocho puntos:

1. Padre Amado                                   5. Padre en la valentía creativa

2. Padre en la ternura                         6. Padre trabajador

3. Padre en la obediencia                   7. Padre en la sombra

4. Padre en la acogida                        8. Objetivo

Por ello el papa Francisco destaca las características más sobresalientes de su carácter, las que nos enseña el magisterio de la Iglesia y tal vez algunas que pasan desapercibidas, resalta su disposición a cumplir la voluntad de Dios o su imagen de hombre justo, aquí van explicados por el papa.

  1. Padre Amado. Esposo y padre Misterio al servicio de la encarnación y salvación, también es Padre de la Iglesia y comunidades, José es la unión del antiguo testamento al nuevo testamento, él es muy querido por las Iglesias, en oriente le tiene gran devoción, igual algunos santos como santa Teresa de Ávila.
  2. Padre en la ternura. En la escuela de amor en Nazaret dio su vida por la virgen y el niño Enseña al niño la tradición, Fe, Esperanza, y caridad.
  3. Padre en la obediencia. Igual que a María, a José también se le revelo el plan de salvación. Los sueños de San José y su obediencia, huir a Egipto, regresar, ubicarse de nuevo, en Belén en el censo (Mt 2, 14) Siempre estuvo dispuesto con su “SI “Se hizo ministro de la Salvación
  4. Padre en la acogida. Acogió a María en su casa, la respeta y cuida, se reconcilia con su propia historia. No se resigna pasivamente, es protagonista valiente y fuerte, es la manifestación del don del E.S. la fortaleza. No tengamos miedo, José no busco atajos, afronto con ojos abiertos asumiendo en primera persona. José nos enseña a acoger a los demás no importa su procedencia.
  5. Padre de la valentía. Es creativo, Dios actúa a través de las personas, más cuando estamos en dificultades, la valentía en Belén, en la huida, convirtió los problemas en oportunidades, siempre confiando en la providencia. Debemos, planear, inventar, encontrar, como el enfermo de la camilla. José enfrento todo como hoy, migrante, sin trabajo, persecución, guerra, amando, los sacramentos, la caridad con los pobres
  6. Padre Trabajador. León XIII en la encíclica Rerum novarum relación con el trabajo, destaca el valor de la dignidad, comer el pan del trabajo, es la participación en la obra de la salvación. Pio XII decretaría el 1 de mayo como día de san José obrero, el que trabaja se hace participe con Dios creador, más en épocas de crisis como las de hoy, social, económica, ambiental, cultural y espiritual
  7. Padre en la sombra. José es la sombra del padre, que cuida, protege y acompaña, nadie nace padre, se hace, por hacerse responsable de sus hijos.

Tenemos una sociedad sin padres. Ser padre es hacerlo capaz de elegir, ser libre, de salir. Se le llama “Castísimo”, cuando el amor es casto es verdadero, nunca estuvo en el centro confió siempre, no con autosacrificio sino con don de sí mismo

  • Objetivo. El objetivo de esta Carta apostólica es que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución. En efecto, la misión específica de los santos no es sólo la de conceder milagros y gracias, sino la de interceder por nosotros ante Dios, como hicieron Abrahán [26] y Moisés [27], como hace Jesús, «único mediador» (1 Tm 2,5), que es nuestro «abogado» ante Dios Padre (1 Jn 2,1), «ya que vive eternamente para interceder por nosotros» (Hb 7,25; cf. Rm 8,34). Los santos ayudan a todos los fieles «a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad» [28]. Su vida es una prueba concreta de que es posible vivir el Evangelio.

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