El nuevo deporte nacional

Pido la palabra

Ricardo Cadavid

Los miembros de la Reserva Activa de las Fuerzas Militares están convocando a una marcha para el 19 de julio, con el ánimo de hacer sentir su descontento con el gobierno nacional frente a diversos temas, incluidos el espinoso asunto de la seguridad, que se deteriora cada vez más. Hace exactamente un año, la Central Única de Trabajadores citó a una marcha para el 20 de julio, apoyando las reformas del gobierno. Desde que tengo memoria, la gente en este país ha marchado a favor o en contra de alguna cosa. Marchamos porque sabemos que es tan difícil pensionarse en este país, que la pobre Amparito Grisales continúa trabajando. Los estudiantes de colegio marchan porque tienen exámenes, y todo brote espontáneo de compromiso político parece mejor que arriesgarse a una mala calificación. Algunos marchan debidamente encapuchados para que los drones de las fuerzas de inteligencia del estado no logren obtener toda la información sensible que ellos mismos, ya tienen publicada en Instagram. 

Hay marchas un tanto salvajes y, para soportarlas, los marchantes consumen xanax, cocaína, marihuana, o Vive100, una bebida que desplazó a los pingüinos revolucionarios del BonIce, que antes acompañaban todas las manifestaciones. Con la promesa de que ahora si se puede marchar tranquilamente (y secuestrar, asesinar, reclutar niños y sembrar coca, con total serenidad), esta actividad podrían convertirse en el deporte nacional por excelencia, por lo que urge redactar un reglamento e incluso institucionalizarlas. La CUT y la Reserva Activa, al igual que los Petristas y Uribistas, deberían aprovechar el marco jurídico de la “Paz Total” para crear la Federación Colombiana de Marchas (FECOMA), que deberá contar con clubes deportivos federados en todos los departamentos, municipios, comunas, barrios y resguardos. Para lograr más inclusión y participación democrática, pueden fundarse células por cuadras de vecinos e incluirse un comité de marchas en las Juntas de Acción Comunal. Incluso puede pedirse a la Corte Constitucional que incluya, en el histórico de más de 70 reformas constitucionales, un parágrafo para que la marcha se tipifique como un mecanismo de participación ciudadana, de mayor relevancia que el plebiscito y el referendo, que forme parte del inviolable derecho a la salud, tomando en cuenta que su práctica disminuye el colesterol y los trastornos de ansiedad.

La nueva federación debe establecer calendarios oficiales para que no se afecten otros deportes como el futbol, que pasarían a un segundo plano, dado el potencial triunfo que lograríamos si las marchas se convierten en deporte olímpico. El calendario debe concertarse con Fenalco y las Cámaras de Comercio, para no interrumpir las actividades cotidianas, pues llama la atención que ninguna marcha se convoque cuando la gente puede salir a marchar sin obstáculos y sin alterar las dinámicas productivas de la sociedad, por ejemplo, los domingos y festivos. La Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), debe ser convocada para estos temas del calendario, pues es bien sabido que los estudiantes se niegan a organizar manifestaciones, marchas y pedreas, los jueves o los viernes, lo que hace sospechar que, para nuestros comprometidos y beligerantes jóvenes, estos días, también son festivos. Debemos ceder un poco y concertar, para no afectar el crecimiento acelerado de nuestro nuevo deporte nacional.

La Federación Colombiana de Marchas debe articularse con Coldeportes buscando subsidios estatales, uniformes, entrenadores cubanos expertos en incrementar la resistencia cardiovascular, inscripciones gratuitas para las finales y semifinales, y todo tipo de estímulos que impidan que la participación en este nuevo deporte nacional, se vea menguada por la desazón, la fuerza de la costumbre, el aplastante sopor del tedio y el fastidio cotidiano que amenaza con languidecer la participación de los marchantes y marchantas, convirtiendo nuestro orgulloso deporte nacional, en una triste caricatura de la inutilidad.

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