El perdón es divino, pero cuánto nos cuesta.

“ese señor que tanto bien nos ha hecho, fue quien mato a tu papa”, conmueve ver esta historia de perdón y olvido, que si es muy difícil y que quizás tú que estás leyendo esto no hemos podido superarlo.

Por. José Álvaro Cardozo Salas,

Este tema del perdón nos toca a todos quizás más a unos que a otros, pero sin lugar a dudas todos sin excepción tenemos algo que perdonar o quizás ser perdonados, en mi parroquia donde vivo tenemos los COF (centros de orientación familiar) acuden las personas por consejo o auxilio espiritual, pero en el fondo después de contar sus historias algunas con tintes de tragedia, lo que solo buscan es ser escuchados, la gran mayoría de las cosas que comparten están con matices de odios, envidias, complejos y falta de perdón, que está asociado a la falta de escucha, estamos tan aislados que así estemos muy juntos estamos muy solos.

Nuestro país Colombia está enferma de muerte, llevamos muchos años de violencia en todos los campos de acción, tenemos heridas de muerte tan profundas que tendrán que venir muchas generaciones a sanar estas heridas abiertas, sangrantes, todos los gobernantes de turno hablan en sus campañas de la tan anhelada paz, se han firmado un buen número de acuerdos, negociaciones largas, costosas y frustrantes que no alcanzamos a imaginar, se mueven intereses mezquinos, turbios, políticos corruptos, clanes de familias asociados con el hampa y organizaciones criminales sin escrúpulos que apunta de amenazas y muerte nos han llevado al caos y la oscuridad.

Quizás no habíamos vivido un momento tan complejo como el actual, hay una división tan grande, incluso en las familias y porque no decirlo hasta en la misma iglesia, quien debía asumir su papel evangélico de las bienaventuranzas, pero perdimos el norte, se predica lo que se conviene y  se ajusta por la conveniencia del gobierno de turno, los pocos que han denunciado han terminado pagando con sus vidas, pasadas por el rojo del martirio, Ms Oscar Romero en San Salvador, el beato Monseñor Jesús Jaramillo fusilado por las FARC en Arauca, Ms Isaías Duarte Cancino asesinado en Cali, la lista se hace interminable, sin contar los líderes sociales, laicos, políticos que se atrevieron a cuestionar y perseguir a los delincuentes.

Abrimos puertas donde entró el mismo demonio, el narcotráfico, la pornografía, prostitución, el aborto, el tráfico de órganos, la migración masiva, el divorcio, las uniones del mismo sexo, las adopciones irregulares, los cambios de sexo en niños, tratar de iniciar la educación de igualdad de géneros en los colegios del estado y algunos privados, la drogadicción cabalga campante en todo el mundo y para rematar el actual presidente consagro con cientos de brujos, hechiceros, el país al mismo satanás, ¿ de qué nos quejamos entonces? si vivimos impávidos, todo esto sin hacer nada, parecemos anestesiados, si queremos buscar la paz, será a través del perdón, pero el perdón se da en la oración, y la oración nos lleva a los pies del mismo Dios.

Quisiera acercarme con una historia de Santa Laura Montoya Upegui primera santa colombiana, cuando tenía 5 años de edad mataron a su papá, la madre de Laura repartió 4 hijos en dos hermanos suyos y ella se quedó con las menores, todos los días oraban especialmente el rosario por un gran benefactor que mucho bien les hacía, un día después de muchos años Laura preguntó a su mama que quien era ese hombre por el que tanto oraban y que tanto agradecen, su madre responde “ese señor que tanto bien nos ha hecho, fue quien mato a tu papa”, conmueve ver esta historia de perdón y olvido, que si es muy difícil y que quizás tú que estas leyendo esto no hemos podido superarlo.

Pedro preguntó al señor cuántas veces había que perdonar, si hasta 7 veces, el señor responde. No, Pedro hasta 70 veces 7, a cosa seria y complicada, hagamos el ejercicio de tomar el teléfono y llamar a pedir perdón o quizás a perdonar a quien tanto daño nos ha hecho, esa es la tarea de la semana, quizás así de a poquitos empecemos a conquistar la tan anhelada paz para nuestros hogares y nuestro país.