En el dar está el secreto de la felicidad.

“Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal” (Santa Teresa de Calcuta)

Por José Álvaro Cardozo Salas.

De las cosas más difíciles en la vida está en el amar, es la esencia del evangelio, podríamos afirmar que el eje o centro de la vida y predica de Jesús es el amor, la dificultad para amar esta adherida al pecado, que es una autentica inversión de valores, un desorden radical que desarrolla su reinado dentro de nosotros. Hay contradicciones evidentes en nuestras vidas, somo criaturas y nos consideramos creadores (soberbia), somos hermanos y quisiéramos ser amos (avaricia), somos creados para la libertad y nos hacemos esclavos de nuestras pasiones (lujuria). Así como ven no es fácil amar con la cabeza como la nuestra, bombardeada de política, seducción, consumo indiscriminado, y menos con un corazón contaminado, con una sensualidad desbordada como la nuestra, en un mundo sin valores y seriamente confundido. En efecto no amamos, y al no amar nos sentimos en el mismo infierno, finalmente y para definir el infierno; es no amar.

El amor verdadero es una cosa curiosa y yo diría que, hasta rara, aun mas rara que la verdadera fe, y así podemos afirmar que; cuando el hombre ama es como Dios; pero, así como es difícil hacer las cosas de Dios, también es difícil amar, y que es lo que sucede; que la muestra de que Dios nos ama se denomina CARIDAD y viene directamente de Dios y a pesar de nuestra condición ella nos alcanza. Al tocarnos nos lleva a donarnos a dar, pero esta gracia se ve obligada a traspasar por lo oscuro o lo opaco de nuestro cuerpo, y desafortunadamente sale al otro lado deformado, por el egoísmo, la avaricia, la ira, la falta de paciencia, en fin. Podría decir sin equivocarme que por cada cien actos de amor que salen de nosotros noventa y nueve salen viciados de egoísmo, envidia, posesión, y hasta por vanidad. Algo que si sale y es inequívoco acto de amor es DARSE, es decir dar lo mejor de mi mismo. Pero es no es cosa de todos los días, aun así, no debemos desalentarnos.

Para la salvación de las almas todo sirve, incluso hasta el pecado, el error puede entrar en el plan de salvación, y en eso nuestros Dios es experto en obtener la gloria del mismo pecado. Creo que ciertamente la salvación nuestra o de la gran mayoría pasa a través de nuestros pecados y las amarguras de muchísimas derrotas, ¿acaso no estamos enfrentados a diario a esa realidad de éxito y derrota?

Si analizamos la lógica de Dios, no la comprendemos, como los 5 defectos de Jesús, no tienen sentido, Dios se abre camino sobre el cumulo gigantesco de nuestras negaciones. “Huiré como un pájaro al desierto y allí habitare” (Sal 11, 15) siento ganas de gritar todas las veces que siento la tiranía de los ídolos de nuestros tiempos. Por eso es necesario aprender a amar, y la verdad por mas que lo intente no puedo negarme a eso, porque fui creado para eso, para amar, como lo afirmaba Santa Teresa de Calcuta “Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”

Amar significa identificarse con Dios, amar significa entrar en su reino, si miramos con detenimiento, la historia del mundo es una historia de amor, pero este amor es para formarse en nosotros, para entrar en ese remolino creador del amor, que tiene una urgente necesidad de desarrollarse, de tiempo, de historia, de muchísima paciencia y lo más importante de LIBERTAD.

Desde la violencia del sexo a la irrupción del sentimiento, desde el equilibrio de la razón a la atracción de la belleza, desde la pregunta hecha por la libertad y por el agradecimiento, hasta la locura de la cruz que es el amor puro, el amor que duele que decía Teresa, el amor que se entrega sin límites, no hay otro igual.

Así el modo de ser de Dios como Amor es el Espíritu Santo y procede de la vida, que es el Padre y del Hijo que es la luz, y así es tan transparente que no podemos verlo. Bueno hasta aquí los dejo con esta reflexión del amor verdadero, ese que cuesta, que duele, pero que es el amor verdadero, lo demás son mariposas amarillas en el estómago.

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