¿Eres indolente o diligente?

La indolencia y la diligencia.

Edward Andrés Díaz Reina

¿Quién tiene en buena estima al flojo? Nadie. En realidad solemos criticar con dureza a aquellos que no ponen empeño en la realización de sus tareas. Incluso nos irritan porque suelen cargarnos de trabajo. Más todo lo contrario pasa con los dirigentes. Por el empeño que ponen en todo lo que hacen son de gran ayuda y nos quitan carga.

De la misma forma conciben las escrituras al indolente y al diligente. Proverbios 12: 27 dice: “El indolente ni aun pasará lo que ha cazado; pero lo precioso del hombre es la diligencia”.

La Real Academia de la Lengua define al indolente como una persona floja, perezosa, apática e insensible a cualquier conmoción. Es decir,  es una persona que no tendrá la sensibilidad de actuar con diligencia ante nada. Es tan apático a todo, que para efectos del texto mencionado, su misma apatía lo lleva a ser negligente en asar lo que ha cazado.

Todo lo contrario es el cristiano. El creyente no puede ser un ser apático, negligente o indolente frente a la oración, lectura, meditación de la Palabra, y la expansión del evangelio. Su amor por Cristo, y la comprensión de las escrituras, deben estimularlo a actuar con diligencia en todo, en especial en el cumplimiento del mandato de llevar el evangelio de la salvación centrada en Jesús hasta lo último de la tierra.

Mi estimado lector, ¿Cómo se define usted?, ¿Es indolente o diligente en el servicio al Señor?

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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