LA CAÍDA DE UN ÁNGEL

El peligro de no congregarse.

Ewduard Andres Diaz

La caída de un ángel siempre es estruendosa. Eso era Sorangel para Pablo, el ángel más bello que habían visto sus ojos. Desde el primer momento que la vio quedó prendado de ella, de su belleza. Fueron novios por un corto tiempo. Rompieron su relación por los problemas que esta les trajo, aunque Pablo nunca dejó de amarla ni de admirar su hermosura, por eso fue el primero que se preocupó cuando ella dejó de congregarse los domingos.

Varias veces el joven visitó a su amada y la trató de persuadir para que regresara a la congregación y tuviera comunión con la iglesia. Con amor le advirtió sobre los peligros de dejar de congregarse, y de caer en la apostasía. Uno de los textos que usó para llamarla devuelta a la comunión de los santos fue Hebreos capítulo 6, versículos 5, 6, 7 y 8 que dicen:  

y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, y está próxima a ser maldecida; y su fin es el ser quemada.

Todos los intentos de Pablo por rescatar a su amada de las manos del enemigo fueron inútiles. Después de caminar por un tiempo con los creyentes, Sorangel abandonó definitivamente la fe, es decir, apostató, con el tiempo regresó a los testigos de Jehová, misma religión de sus padres, quienes le hicieron gran oposición durante el tiempo que fue cristiana. La guerra en su casa fue tan fuerte que ella terminó regresando a aquel falso credo del cual Dios la había sacado.

¿Perdió Sorangel su salvación?, esto se preguntó Pablo muchas veces. Un día el abuelo Pedro le respondió con la parábola del sembrador de Marcos, capítulo 4, versículos 16 y 17, que dicen:

Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.

Sorangel no perdió su salvación porque nunca fue salva, de haber sido salva no se habría perdido porque Cristo, el buen pastor, la habría llevado de vuelta al redil. Ella era la semilla que fue sembrada en pedregales, la cual da fruto rápido y por un corto periodo de tiempo porque se marchita y muere rápido. Por ella ya no hay nada que hacer, su sentencia ya fue dictada y está en espera de ejecución.

Mi estimado lector, que el temor de Dios penetre en tu corazón para que te acerques más a Él, y no te ocurra lo mismo que a Sorangel.

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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