“La eucaristía mi autopista para ir al cielo”; Carlo Acutis.

Carlo supo vivir la vida con sencillez, acepto su enfermedad con humildad, y hasta con alegría, nos deja un legado de trabajo arduo, de oración, de santidad en las cosas sencillas y humildes, de caridad al prójimo y de adoración eucarística.

Por José Álvaro Cardozo Salas.

Debo admitir que desde niño me ha llamado poderosamente la vida de los santos, leía varios libros donde en una brevísima mini biografía describía los rasgos mas asentados de cientos de hombres y mujeres que han dejado su huella o mejor la impronta del paso de Jesús en sus vidas.

Santa Teresita del niño Jesús es una de mis preferidas, patrona de las misiones, doctora de la iglesia y ver como esta joven desde muy temprana edad siente el llamado de amar a Jesús eucarísticamente y no solo eso; verlo reflejado en los demás, la lista de santos se hace interminable, y quizás como ustedes tengo mis preferidos, John Henry Newman, Charles de Foucauld, Marcelino Champagnat, Pedro Julián Eymard, Teresa de Calcuta, Bernadette de Soubirous, Maximiliano Kolbe, mi cercano San Charbel Maronita Libanes de donde era mi bis abuelo José Morón, Micaela del santísimo sacramento, San Agustín,  Beatriz de Silva y este ultimo Carlo Acutis.

Este joven ingles de perfil italiano hijo de Andrea Acutis y Antonia Salzano, me ha conmovido por muchos motivos, quizás por la sencillez de su vida, lo común y ordinario, su juventud y como logra el mismo cielo, Carlo es de la generación de “cristal”, pero de cristal bohemia, tallado en la oración, la misa, la confesión frecuente, el rosario, las obras de caridad y las visitas al santisimo, hace tres años cuando el papa Francisco lo hizo beato y con sus escasos 16 años ha logrado cientos de conversiones y sanaciones, para que cada día vayan más personas a los pies de Cristo, todo lo que dejó es de admirar.

Tuve la oportunidad de hablar con Antonia Salzano su madre y es de resaltar la gran conversión que ella experimenta justo después de la muerte de su hijo, de lo heroico de la vida de Carlo, de la insistencia por la experiencia de los sacramentos, perseguir la gracia que lleva cada uno de esos regalos, la importancia de adorar a tiempo y a destiempo, de aprovechar los talentos, son tantas cosas juntas y tan bellas. Carlo recopiló y diseño una exposición de los milagros eucarísticos aprobados por la iglesia, y los plasmo en afiches de 60 X 80 cms en banner donde nos narra brevemente el acontecimiento, país, año, sustentado con fotos y algunas pruebas científicas, no se la vayan a perder la pueden descargar en http://www.miracolieucaristici.org esos milagros quedaron para creer en verdad que nuestro señor esta presente de una manera real en la eucaristía.

Carlo pasó por el desierto de la enfermedad, ahí se vacío y desprendió de todo lo que no es Dios. Igual que los hebreos pasaron por el desierto, Moisés vivió en el antes de recibir su misión, san Pablo al salir de Damasco fue a pasar tres años a Arabia, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo se prepararon también en el desierto, ese sitio es indispensable, es un tiempo de gracia y bendición, todas las almas debemos pasar por este estado necesariamente para que podamos dar fruto.

Es indispensable también el silencio, la contemplación, y en esta soledad donde Dios se da todo entero en espíritu y verdad. Sin Él esta vida interior es nula, con Él hay un manantial que irradia la santidad a los demás, pero a veces no se logra, porque carecemos de ella. Carlo supo vivir la vida con sencillez, acepto su enfermedad con humildad, y hasta con alegría, nos deja un legado de trabajo arduo, de oración de santidad en las cosas sencillas y humildes, de caridad al prójimo y de adoración eucarística, así como la vida de los santos nos marcan,  mirando nuestro destino que no está aquí, entonces cuando miramos el azul del cielo y sentimos que esa es nuestra verdadera casa, es así como añoramos encontramos algún día cara a cara con nuestro hacedor, allí se nos dará lo esperado.

Luis Alberto Sánchez desde su querida Ocaña, va por todo Colombia y fuera de ella con las reliquias en primer grado de este joven Beato, recogiendo el sentir y la necesidad de conocer, amar y dejarse amar por él, bendito mi Dios que nos provee de estos santos que sin proponérselo lograron no solo el cielo, también irradiar ese amor por Jesús, un amor de locos, sin límites, entero, real y tierno, seamos receptores de ese amor y así como Carlo podamos tomar esa autopista eucarística que nos llevará al mismo cielo.

Post Centauro Televisión