La sangre del martirio y Armero.

“Cada vez que entro a la capilla y le pregunto a mi amito que hacer?; El me responde; permanezca en su sitio” Beato Pedro Ramírez.

Por José Álvaro Cardozo Salas.

Armero Tolima era una ciudad ubicada al norte de Ibagué, la frecuentábamos de niños porque mi abuela Roquelia Diaz tenía un hermano que vivía allá, él era gerente de una empresa de transporte insignia del Tolima, La Rápido Tolima, cuando la carretera entre Ibagué y el norte era destapada y bordeaba la cordillera central en un mar infinito de curvas, recuerdo que el viaje a Venadillo donde vivían mis abuelos tardaba no menos de 3 horas y media, con tanto polvo encima que al llegar a la finca parecíamos ratones de panadería. Para finales de los años 60 dieron inicio a la pavimentada en entre esas dos ciudades que terminó casi sobre 1972, el recorrido quedo en 30 minutos a Venadillo y una hora larguita a Armero. Esta era una ciudad agrícola por excelencia que se ganó el sobre nombre de la ciudad blanca; por las áreas cultivadas en algodón, también se sembraba arroz, frutales, y sorgo, con una sede de la universidad del Tolima para las carreras de agronomía y veterinaria. El 14 de noviembre de 1985 serían las 5:30 am cuando mi papa me llama a decirme que saliera a buscar al tío Trino y a su familia que encendiera la radio estaban con la noticia que la ciudad había desaparecido por una avalancha del nevado del Tolima, yo tenía 22 años, no entraré a dar detalles de ese holocausto. El tío Trino y su familia se salvaron solo por la misericordia de Dios, fueron unos de los pocos sobrevivientes del barrio Los Mangos que inexplicablemente no sufrió mayores daños.

Empecé a escuchar la hipótesis que esa avalancha había sido generada porque los liberales habían matado al cura de Armero y que el antes de morir había maldecido la ciudad, desde entonces empecé a interesarme por saber quién era este personaje, era el padre Pedro María Ramírez Ramos un huilense de una bella población llamada la plata nacido el 23 de octubre de 1899 y murió el 10 de abril de 1949, la muerte de este sacerdote es toda un novela, el 7 de abril del mismo año en Bogotá asesinaron al caudillo liberal  Jorge Eliecer Gaitán y ese hecho desato una ola de violencia como nunca que hasta hoy sufrimos esas consecuencias. Eran las épocas de los trapos rojos y azules, el padre Pedro se negaba a salir de la ciudad a pesar de la insistencia de las monjas que vivían con él, decía cuando le preguntaban porque no huía “cada vez que entro a la capilla y le pregunto a mi amito que hacer; El me responde permanezca en su sitio” la horda de violentos le alcanzaron dentro del convento donde fue sacado violentamente y muerto a cuchillo y machete, su cuerpo fue arrojado por sus verdugos a la plaza y luego llevado al cementerio, donde unos días después fue recogido por un hermano sacerdote y llevado de nuevo a la Plata huila donde reposan sus huesos en el mausoleo de la familia.

El 8 de septiembre de 2017 fue beatificado por el papa Francisco en Villavicencio meta junto con el obispo Jesús Emilio Jaramillo fusilado por el grupo insurgente de las FARC el 2 de octubre de 1989 y ya están en los altares para su veneración, el cuerpo del beato Pedro Ramírez fue exhumado y trasladado a la parroquia San Sebastián donde reposan su cuerpo y se le rinde tributo y veneración, ya en su nueva diòcesis de Garzón Huila, para el año 2015 inauguramos la primera capilla de adoración en la plata bajo el auspicio del padre Fernando Floriano y la bendición de Monseñor Fabio Duque Jaramillo quien el 5 de diciembre dio inicio  a la adoración eucarística de esta zona, en la cena que nos ofreció el padre Floriano le hice el comentario al obispo que la historia de la diocesis se partía en dos, antes y después de ese día, se molestó  conmigo por ese comentario y me dijo que afirmar eso era desconocer todo un trabajo apostólico de cientos de sacerdotes y religiosos en la conquista de las almas huilenses. Quizás no me entendió pero a los dos año siguientes se anunciaba la visita del Santo padre Francisco y sobre el mes de abril la gran noticia, la decisión del vaticano que en esa visita apostólica Francisco beatificaría a su hijo de la Plata como beato mártir, luego en un encuentro de obispos de la provincia eclesiástica de Ibagué en el congreso  Josefino en el 2021 tuvimos un pequeño encuentro donde me dio la razón, Jose Alvaro no solo partió la historia en dos la adoración, nos ha regalado un beato mártir eucarístico, que con su sangre hará germinar cientos de vocaciones al servicio de la iglesia, en febrero de 2022 monseñor Duque moriría de un cáncer fulminante, así se escribe la vida de los santos, con dolor, sangre del martirio y la plena confianza que así se llega al cielo.