Las soberbias a las que tenemos que renunciar, en el escándalo de la cruz.

“La soberbia de renunciar a querer controlar a los demás, a ser el centro de todo, y no permitir o aceptar que el único centro de todo es Dios”

Por. José Álvaro Cardozo Salas.

Estamos terminando de pasar la pasión de nuestro señor y aún extasiados con la resurrección, en una fiesta que no para y que se alarga por 8 días más, en esta semana que se repite una y otra vez, la fiesta llamada La octava de pascua, que todo cristiano debería celebrar cada día como el amanecer de aquel domingo que Cristo venció a la muerte.

Hoy quiero remitirme a san Juan en el pasaje “y cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mi” (Jn 12, 32) y se relaciona con el libro de los números 21:8 cuando por soberbia su pueblo se sublevo en franca rebeldía; construyendo dioses de oro, renegando, maldiciendo y añorando regresar a la esclavitud de Egipto, al menos allí tenían la comida segura, entonces Dios manda a unas serpientes a que pique a los Israelitas; Moisés como es su pueblo acude una vez mas para que el señor haga algo, y es entonces cuando le dice que moldee una serpiente y la eleve en un mástil y que todo aquel que lo haya mordido, mire a la serpiente de bronce y al verla quede sano inmediatamente. Aquí los apóstoles entendieron bien ese significado del antiguo testamento con lo que decía el señor al ser elevarlo del suelo atraería a todos hacia él.

Ahora bien, el escándalo de la cruz es una vergüenza, la muerte tan humillante para un Dios, que hasta en eso quiso someterse, una muerte injusta, en un absurdo de juicio sin sentido por los celos de poder de los sacerdotes, fariseos, paganos, para nosotros en una cantidad de soberbias que nos tienen sometidos al pecado de los sentidos, que poco entiende de lo profundo del ser, y aquí algunos de ellos; empezaremos con la primera.

  1. La soberbia de la vista, querer verlo todo, aquí cabe la pornografía que tanto daño hace en tantas personas y que se ha convertido en una industria siniestra llevándose por encima hasta los niños, objeto de estos abusos, no podemos ver todo y todo tiene consecuencias.
  2. La soberbia de la carne, todo lo que percibimos está contaminado con la lujuria, el sexo desordenado, ya no se habla de la castidad, la infidelidad está a flor de piel, llenando todos los espacios del amor, las familias en crisis y los divorcios galopando.
  3. La soberbia de la seguridad, nos refugiamos en los bienes, en el dinero, creemos que sin el no tenemos futuro, siempre estamos pensando en un mañana, no confiamos en Dios, ni queremos confiar en Dios, en su misericordia, nadie confía en la divina providencia, y nos aferramos a lo poco o mucho que acumulamos.
  4. La soberbia del entendimiento, queremos saberlo y comprenderlo todo, no percibimos que Dios es un misterio y que como tal no se revela fácilmente, no entendemos su modo de hacer las cosas, sus tiempos, siempre queremos un Dios a nuestro acomodo para manipularlo.
  5. La soberbia de renunciar a querer controlar a los demás, a ser el centro de todo, y no permitir o aceptar que el único centro de todo es Dios, no sabemos escuchar ni leer como Dios nos habla, en un mundo ahogado por la soledad, debemos aprender a escuchar.
  6. La soberbia de creer que no tenemos limitaciones, que envejecemos, que somos vulnerables a las enfermedades, que al final nos creernos suficientes no somos conscientes que somos débiles y que dependemos de la voluntad de Dios. Queremos ser como Dios que no envejece, que no enferma, que no tiene deudas ni problemas económicos.
  7. La soberbia del relativismo quiere decir que por nosotros mismos podemos decidir ente lo bueno y lo malo, es una dictadura espiritual, es la plaga de nuestra época, esta soberbia es el mismo pecado original, pensar que somos como Dios, eso nos lleva a la destrucción de nosotros mismos.

Hay que pensar muy bien en todo esto y entender que participamos activamente en muchas o algunas de estas soberbias, vamos de camino a Jerusalén a morir con él y vivir el mismo calvario, aunque no entendemos mucho, pero esto es lo que no nos deja avanzar en la salvación. ¿Cuándo sea levantado atraeré a todos hacia mí, entiendo que significa esto? ¿Me dejare atraer del crucificado que lo contemplamos?, masacrado por mis pecados y me dejare seducir por él, para estar con él y morir con él para resucitar con él por amor.

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