Los creyentes y las adversidades

Los males de los hijos de Dios

Edward Andrés Díaz Reina

¿Te has encontrado con personas que cuando ven que atraviesas por algún tipo de adversidad, piensan que estás así por qué tienes algún pecado no confesado?

Dicen esto porque para ellos un hijo de Dios no debe atravesar ningún tipo de mal. Se apoyan en pasajes malinterpretados como Proverbios 12: 21 que dice: “Ninguna adversidad acontecerá al justo; más los impíos serán colmados de males”.

¿De qué habla el proverbio?, ¿En realidad los hijos de Dios, a quienes llamaremos los “justos”, están libres de todo tipo de mal y adversidad?

La biblia está llena de ejemplos en los que a personas buenas les acontecen grandes adversidades. En el antiguo testamento tenemos a José, hijo de Jacob, quien fue vendido por sus hermanos como esclavo en Génesis 37. También están los años de esclavitud de Israel en Egipto y la persecución que sufrió David por parte de Saúl (1 Samuel 21), por tan solo nombrar algunos.

En el nuevo testamento tenemos la muerte de Esteban (Hechos 7:54-60), el asesinato del apóstol Santiago(Hechos 12: 2), y los encarcelamientos y persecuciones de los apóstoles y seguidores de Jesús, narradas en el libro de los hechos.

Todos son ejemplos de que los “justos” no están libres de las adversidades. Entonces, ¿De qué habla el proverbio? ¿Acaso mintió la biblia? ¿Hay incoherencia entre los proverbios y los demás pasajes citados?

No miente la biblia ni hay incoherencia entre este y otros pasajes. Proverbios 12: 21, junto con textos como salmos 91:10; salmos 121: 7 y proverbios 1:33, que hablan de la seguridad que deben sentir los creyentes, porque el favor de Dios está sobre ellos, y los guardará del mal; deben ser entendidos a la luz de romanos 8:28 que dice: “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”; y también a la luz de los pasajes citados en los párrafos precedentes.

Así las cosas, lo que dicen los versículos como el que estudiamos hoy, es que los justos no deben temer a nada de lo que les ocurra. Su vida está bajo el cuidado amoroso de Dios, quien no permitirá que les acontezcan cosas que los puedan dañar, identificadas en el proverbio como “males”. 

El Altísimo se encargará de que todo lo que les ocurra, incluso las cosas más terribles y dolorosas, colaboren para el bien de sus almas. Dichas situaciones las usará Dios para fortalecer su fe, como lo dice Pedro en 1 pedro 1:5-7 y para santificarlos, como lo dice hebreos 12: 5-11.

Mi estimado lector, si usted es de los justos que menciona el pasaje, no hay promesa de una vida sin aflicción, pero sí hay promesa de que todas sus aflicciones son para su bien. No pasa así con el impío, sus sufrimientos son solo manifestaciones de la ira de Dios en consecuencia por sus pecados.

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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