Milagros, cuando la ciencia se rinde.

Este fue el detonante de conversión de nuestra familia, que llevo a una nueva vida de servicio, oración y entrega a la causa de quien todo lo puede y a quien todo debemos, Jesucristo nuestro señor. 

Por José Álvaro Cardozo Salas.

Hace rato que tenía este tema en el corazón para compartirlo con ustedes, algunos de los que leen estas columnas de experiencias me sugieren temas y aquí estoy con este que es bien particular.

Me remitiré a uno de mis escritores favoritos en temas espirituales, Saverio Gaeta que plasma en su libro “Milagros, cuando la ciencia se rinde” de la editorial San Pablo una recopilación de los 35 milagros más bellos (para él) con los que fueron canonizados más de 7000 santos de nuestra iglesia católica, ya se imaginaran el surtido de eventos increíbles que han llevado a tantas almas a los altares, reconociendo en ellos la fidelidad y el amor al mismo Jesucristo.

La iglesia católica tiene al cardenal Marcello Semeraro prefecto para la congregación de los santos quien está a la cabeza de todo lo pertinente en la investigación de estos milagros con un gran equipo interdisciplinario de médicos, forenses, especialistas de todo orden para llevar a feliz término esta bella obra de reconocer en las personas méritos inequívocos de su santidad y entrega al amor de los amores. Estos procesos pueden tardar años o incluso siglos.

Como son tantos les contare uno; el que a mi juicio me parecen verdaderamente sorprendente y es el milagro que hizo santo a San Juan diego, el humilde indiecito mexicano que fue el instrumento del cielo para la revelación de la imagen en su tilma de nuestra señora de Guadalupe, patrona de México, emperatriz de América y dueña de mi corazón. Jose Barragán Silva el 3 de mayo de 1990 es el protagonista de esta historia, él sufría de depresión y quería suicidarse, se lanzo de cabeza desde una terraza en un tercer piso, al caer sufrió fracturas craneales con masa encefálica expuesta, fue llevado  de urgencias al hospital  y descubren que a pesar de haberlo declarado muerto en el camino aun respiraba, lo recibió el medico traumatólogo presidente de la sociedad guadalupana mexicana quien  se encontraba de turno y después de tomar los RX encontró destrozado el cráneo, a la unidad de cuidados intensivos fue llevado para ver como solucionaban este delicado caso, la madre de este joven Esperanza Silva, gritaba en los pasillos de la clínica pidiendo la intercesión de Juan Diego a quien ella lo había consagrado desde pequeño. 5 días después coincide la visita del Papa Juan Pablo II a México, las enfermeras ponen el televisor para seguir la transmisión de la santa misa, en ese momento el Joven Barragán al oír la misa despierta quitándose los vendajes de la cabeza, des entubándose y pidiendo comida, el cuerpo medico y auxiliar acuden a mirar y encuentran su cráneo completamente “sellado” como si no hubiera pasado nada, con este milagro fue canonizado San Juan Diego, están todos los soportes médicos consignados en la historia clínica del paciente, lo mas impresionante para mi fue ver las placas radiológicas del antes y después de su accidente, es verdaderamente emocionante como actúa Dios en todo esto.

En mi vida también ocurrió un milagro de cuya intersección mi esposa Yuly pidió a la virgen de Guadalupe he hizo un  pacto con ella con promesa abordo, nuestro hijo menor nació con 5 meses tres semanas de gestación, a las pocas horas de nacer le diagnosticaron una enterocolitis necrotizante que para la época (1996) pocos neonatos se salvaban de esta enfermedad, los médicos la tenían por mortal, el pediatra de Ibagué Dr. Juan Carlos Niño no daba esperanzas de vida, hablemos de porcentajes le dije, me dice 99% que se va, 1% que sobrevive, ¿ustedes son de fe?, ¿creen en Dios? Péguense de ese 1% él es el único que les pueda ayudar.

¡A quien le dijeron!, de inmediato cadenas de oración de cristianos católicos y de otras denominaciones no se hicieron esperar, misas, rosarios, ayunos, y así a los 10 días fue intervenido de urgencia porque su intestino grueso se estalló, el cirujano pediatra Dr. Alfonso Gutiérrez Ospitia opero al niño y logro salvarle la vida, hoy pagando la promesa la virgen de Guadalupe mi esposa le puso el nombre de Juan Diego, aquel por el que no ofrecían más del 1 % de esperanza de vida y que ya ronda los 27 años de edad.

Este fue el detonante de conversión de familia, que llevo a una nueva donación de servicio, oración y entrega a la causa; de quien todo lo puede y a quien todo debemos, Jesucristo nuestro señor.  

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