Pido la Palabra

Las Chuzadas Democráticas

Ricardo Cadavid

Las chuzadas telefónicas han sido costumbre en todas las naciones desde los tiempos en que el Rey de bastos era, tan solo, un soldado raso. Que sometan a una niñera al polígrafo, directamente en el sótano de la Casa de Nariño, es un progreso notable; otros gobiernos perdían mucho tiempo trasladando a los ciudadanos hasta la Escuela de Caballería. Ahora que los medios critican al gobierno por su baja ejecución presupuestal, debemos reconocer que hacer los interrogatorios directamente en los sótanos de palacio, es muestra de celeridad y de eficiencia. También es destacable el esfuerzo por democratizar las chuzadas, un privilegio que parecía reservado a magistrados, periodistas y congresistas pequeñoburgueses y oligarcas, promotores del “golpe de estado blando”. Este es un gobierno incluyente y resulta loable que la clase trabajadora no se quede por fuera de este tipo de privilegios.

Para realizar la interceptación telefónica, las trabajadoras del servicio doméstico fueron bautizadas con los rimbombantes alias de “La Madrina” y “La Cocinera”. Miembros del “Clan del Golfo” pensaron que les habían ubicado algunos laboratorios de coca y amenazaron con retirarse, furibundos, de la “Paz Total”. 

Continúa siendo un misterio cuánto dinero fue sustraído de la casa de la ex jefe de gabinete, pues con la fluctuación del precio del dólar y las dificultades que algunos políticos tienen para multiplicar, las conversiones son inexactas. El presidente en todas sus declaraciones ha puesto el acento en afirmar que, en su gobierno, no hay chuzadas ilegales, lo que permite suponer que chuzadas si hay, pero debidamente autorizadas por la justicia y para perseguir a peligrosos políticos y criminales (excúsenme la redundancia), lo que ha generado paranoia en gobernaciones y alcaldías de todo el país, ad-portas de las elecciones.

Algunas personas de mente abierta comparten sus parejas y hasta sus niñeras, como es el caso de Benedetti y Laura, lo que ha llevado a algunas mentes malintencionadas a afirmar que Marelbys realmente fue infiltrada en la familia Sarabia, para espiar a la jefe de gabinete y que por eso viajaba a Venezuela con ciertos privilegios ¡Eso no es cierto! Lo que pasa es que la tierna niñera perdió su tarjeta de millas de Avianca, y si no hay puntos, pues mejor un charter.

Ante el desmedido y exagerado escándalo, renunciaron los implicados, pero se rumora que este gobierno no va a desampararlos. A Marelbys la acaban de recomendar como niñera de Roy Barreras. A la señorita Laura, le están buscando una embajada en Uganda o en Tanzania. Si en el gobierno de Uribe nombraron a Salvador Arana embajador en Chile, es menester que ahora aprovechemos las nuevas relaciones comerciales y culturales que nuestra vicepresidente logró con varios países africanos. Ya Laurita está aprendiendo a hablar suajili, lo que constituye una ventaja enorme, ya que si le chuzan el teléfono no le van a entender un carajo. 

Con Benedetti no existe ese problema, pues en diversos audios que circulan de forma malintencionada por los medios, tampoco se le entiende un carajo, y eso que está hablando en “costeñol”, una variante caribe del castellano. Hay quienes afirman que lo enviarán de embajador a la Santa Sede y con ayuda de algunos amigos del Centro de Memoria Histórica, se resignificará la dialéctica de los acontecimientos para iniciar el proceso de canonización, y como de Benedicto a Benedetti hay pocas letras de diferencia, en unos años nuestra sufrida patria podrá contar en su panteón con San Benedetti, patrono de las niñeras y de las muchachas del servicio ¡Amén hermanos!

Post Centauro Televisión.