San José el padre de Jesús; en una sociedad sin padre.

“San José con Dios padre y la gran misión de ser el custodio de sus dos más grandes tesoros; Jesús y María”.

Por. José Álvaro Cardozo Salas

El padre celestial es el “artesano” del universo, como decían los padres de la iglesia latina y griega, pues creo junto con el hijo y el espíritu santo todas las cosas del cielo y de la tierra. José es el artesano carpintero que trabajo en su taller junto con su hijo Jesús, en Nazaret y probablemente en la ciudad vecina de Sèforis, cuando fue reconstruida al mando de los romanos. Trabajar es relacionarse positivamente con la creación; es transformar esta para atender a nuestras necesidades; es cuidarla, pues somos guardianes y jardineros, como lo dice el Genesis. El padre trabaja a través del trabajo de Jose. Como suele ocurrir, el trabajo representa el universo de los anónimos, el mundo de lo cotidiano, en el que vive la gran mayoría de los humanos, un mundo sin notoriedad, pero esencial para la producción y reproducción a vida y lugar privilegiado de la auto realización humana. El padre personificado en Jose penetro en este mundo, así como su hijo Jesús que al encarnarse asumió todas las posibilidades y limitaciones de la condición humana. El padre cuida de su creación y de cada hijo e hija; Jose a su vez, cuido de la sagrada familia en los diferentes momentos por los que paso. Cuido de que, con su trabajo, nada le faltase a la esposa y al hijo.

El papa Francisco hace poco (2020) en su carta apostólica Patris corde, al celebrarse los 150 años de la consagración del papa Pio IX a San José como patrono de la iglesia universal, consagrando un año al amparo de San José en plena pandemia y todo en su carta los diferentes matices de un verdadero padre, como finamente lo ejerció san José, y se recrea en las características de san José como padre de Jesús pero a la vez como refleja el amor de Dios padre por su  hijo, Padre amado, Padre en la ternura, Padre en la obediencia, Padre en la acogida, Padre en la valentía creativa, Padre trabajador, y Padre en la sombra, que es nuestro tema.

San pablo habla en la carta a los Efesios la teoría de las tres cabezas:

Dios                         Cristo                 Esposo           José

Cristo                      Iglesia                Esposa           María

En ella nos explica como la dimensión de Dios como cabeza de la trinidad, cabeza de su hijo Jesucristo, quien se somete a su padre por amor, pero siendo la dimensión del amor trinitario y cada uno actúa como Dios, de igual forma el padre se somete al hijo, igual que Cristo con su iglesia que dio la vida por ella, el esposo cabeza de su esposa se somete a su esposa y viceversa, de esta forma José como cabeza de su esposa ejerce el poder que otorga Dios a la cabeza de su familia, los hijos de igual forma se someten a sus padre por amor. Que gran misterio este. Si bien es cierto la formación de la familia ha cambiado demasiado, hay muchas madres cabezas de familia, vivimos en una sociedad sin padre, o padres ausentes que han marcado de manera significativa el libre desarrollo de las personas, se marca y para siempre un vacío de formación que solo el padre puede llenar en su momento, nos queda luchar por esto y trabajar en la formación y acompañamiento de estas nuevas formas de familia. La familia padece el duro peso de la influencia de la cultura dominantes, de muerte, de violencia, de consumismo despiadado, en una sociedad enferma, con políticas de estado que no dan mucha esperanza a las nuevas generaciones, una juventud afectada que rehúsa a pro crear, afectados por la moda y el placer, las separaciones, los divorcios dominan el ambiente de manera abrumadora. Las víctimas son numerosas y al final son los niños, a quienes se les niegan las condiciones fundamentales de su niñez, un padre y una madre como mínimo, eso es lo que tenemos y es donde debemos evangelizar, a un padre en una sociedad sin padre.

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