¡Si es troilo!

Pido la Palabra

Ricardo Cadavid

En estas épocas sanjuaneras, hablemos de nuestro lenguaje vernáculo. Nada más tradicional que expresiones como ¡eco! ¡buen primor! ¡virgen santísima! ¡si es bestia! Las abuelas ordenaban ir a la tienda para “hacer un mandado” o un “recado” y si usted se equivocaba decían: “vusté si es bien troilo”. Hoy pensé en el origen de esas expresiones.  Para que nos quedara claro el significado de la frase, las tiernas abuelitas agregaban: “ole atembado, cuando lo mande a la tienda atisbe el ojo y pare oreja ¡atronado! Vuste parece miado del cueche, caído del zarzo, deje de ser tan atarantado. ¡Esta es mucha chucha! ¡Si es calabazo! ¡Macojarto! ¡No sea majayucas!  Este es mucho guámbito tan apelotardado, tutuniento ¡si es que es mucha hueva ole!”

A esta altura, el inteligente lector pudo deducir que las abuelas nos trataban de imbéciles, cortos de entendimiento y de escasa inteligencia. Un nieto de aquellas épocas debía diferenciar el significado de la expresión “atisbe el ojo y pare oreja”, que era algo así como “ponga cuidado”; pero si la abuela decía susurrando: “su mamá ta´ peleando con la vecina; vaya con cuidadito y atisbe el ojo y pare el oído”; en ese contexto era algo así como “escuche y me cuenta”.

Resulta extraño que “Troilo” fuera un personaje de la literatura griega, hijo de Hécuba, la reina de Troya. Troilo significa algo así como “hijo de Troya”. Hoy, si alguien nos menciona un “troyano”, pensamos que se refiere a un virus que ingresó al computador, cual caballo de Troya.

Me he preguntado cómo se produjo esa curiosa mutación que transformó al héroe de Troya, en un pedazo de atembado. No fue sino llegar a nuestro Tolima Grande y Troilo, el segundo al mando (después de Héctor) en el ejército troyano, el que murió en manos del poderoso Aquiles, terminó convertido en el “troilo, menso, cerrado y tranca´o por dentro”. Me pregunto si todo sería culpa de Shakespeare y Bocaccio. Ambos escribieron sendas obras de teatro sobre el romance entre Troilo y Crésida, en las que nuestro héroe se burlaba de la estupidez de los enamorados, hasta que conoce a su amada y termina peor de estúpido, y con cuernos. Me divierte imaginar que, hace 300 años, pasó por un caserío cercano una compañía de comedia y representó la obra ante los ojos maravillados de nuestros ancestros, que tal vez salieron burlándose de alguno: “eco, vusté está igualito al Troilo ese”, y la magia de la tradición oral, hizo el resto.

¿Será que nuestro atraso frente al desarrollo nacional tiene raíces lingüísticas? En el Tolima hay más de treinta sinónimos para “troilo”. Usted puede decir apendejado, atulampado, sonso, balín, bola, bolsón, cabezón, cabuco, calabazo, tusa, cotudo, hueva, ahuevado, jiquerón, joche, pelota, petuste, soroco, tapado, tembo, ¡si es teta! ¡si es toche! ¡este es mucho tronco! ¡Pedazo de huevón! Tanta riqueza lingüística para decirnos brutos me deja apelotardado. En este Sanjuan, festeje con cuidado. ¡No se pase de tragos! ¡No sea zoilo! Y en las próximas elecciones, piense bien ¡No sea troilo!

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