UN REY Y SACERDOTE ETERNO

Una esperanza eterna.

Ewduard Andrés Diaz

Existió una vez, hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy lejano, un rey llamado Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía, no tuvo principio de días, ni tampoco fin de vida. Su nombre significa Rey de Justicia . Era tan grande y prominente entre sus congéneres, que no solo fue Rey de Salem, esto es, Rey de Paz. Si no también sacerdote del Dios altísimo.

Este a semejanza del Hijo de Dios fue hecho, y como tal permanece sacerdote y Rey por siempre.

Melquisedec es solo un ejemplo vivo y real que usa las escrituras para dar esperanza, y enseñarnos la obra de Cristo, el Hijo de Dios, que no tiene principio de días, ni fin de vida, porque es un rey es eterno cuyo reinado no tendrá fin jamás, y un sacerdote que vive eternamente para interceder delante de Dios por todos los que por medio de Él se acercan al Padre buscando el perdón de sus pecados y la redención de su alma.  

Mi estimado lector, los hechos aquí descritos los puedes encontrar en el libro del Génesis, capítulo 14, y en la carta a los Hebreos, capítulo 7.

Dios te bendiga

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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