VIVIR DE APARIENCIAS

Cuando tu corazón está puesto en el dinero.

¿Cuántas personas conoces que aparentan tener lo que no tienen? Durante la pandemia muchos de estos casos salieron a la luz. Personas que parecían tener liquidez y un buen estatus social, pasaron hambre ¿Por qué? Porque ocultan su condición, con una máscara de opulencia.

El orgullo lleva a estas personas a aparentar lo que no son y ocultar su verdadera situación. Sobre ellos el libro de proverbios dice:“Más vale el poco estimado que tiene siervo, Que el que se alaba y carece de pan”(Proverbios 12:9).

Lo peor es que este tipo de personas suelen ser humillativas con quienes, aparentemente, tienen menos que ellas.  Y Aunque esta no es una actitud cristiana, en muchas iglesias hay gente así.

¿Es malo tener dinero y querer mejorar la situación económica? No, para nada. Lo malo es poner el corazón en ello. El corazón del creyente debe estar puesto solamente en Dios.

Sabes que alguien tiene sus ojos y su corazón puestos en la opulencia y en el dinero cuando se esmera por aparentar lo que no es. Pero quien tiene sus ojos puestos en Cristo, el autor y consumador de la ley, come tranquilo, agradece por el pan que puede comprar con el fruto de su trabajo y se da los lujos que puede adquirir con la obra de sus manos. No vive de apariencias, no le importa, porque su mayor objetivo en la vida es vivir para la Gloria de Dios y no para el dinero, al cual considera una añadidura que recibe del Padre para su sustento.

Mi estimado lector no viva de apariencias, no viva para el dinero. Viva para Cristo. Busque las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra del Padre (Colosenses 3:1). Busque el reino de Dios y su justicia, la reconciliación por la obra del redentor, y todo, incluyendo el dinero, vendrá por añadidura (Mateo 6:33).

Edward Andrés Díaz Reina
Comunicador Social y periodista
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